«¿Por qué a las personas buenas les ocurre cosas malas?» es una pregunta extremadamente común.
Es tan común, de hecho, que hay un libro con el mismo nombre escrito por Malvin Tinker. Y hay otro libro similar (y más popular) llamado «Cuando las cosas malas les pasan a las personas buenas», por Harold Kushner. Pero todavía más famoso, uno que se llama «Cuando Dios no tiene sentido», por James Dobson.
En este último libro, James empieza la historia con Chuck Frye, un estudiante que se graduó del colegio y fue aceptado en la escuela de medicina. Frye había decidido trabajar como misionero médico y el mismo Dobson dice: «Si se le hubiese permitido vivir, Chuck pudo haber curado a miles de personas pobres y necesitadas que de otra forma hubiesen sufrido horrorosas muertes. No no solamente hubiese tratado sus heridas físicas, sino que también habría predicado el evangelio con aquellos que jamás lo han escuchado».
Infortunadamente, a pesar de las oraciones de sus familiares y amigos, Frye sufrió leucemia y murió poco después de entrar a la escuela de medicina.
Dobson luego añade: «¿Cómo podemos encontrarle sentido a los actos incomprensibles de Dios»?
Miramos este tipo de cosas a cada rato. Por ejemplo, alguna vez pudimos darnos cuenta sobre alguna persona que era una devota creyente, que oraba, daba su diezmo, hacía obras de caridad… caminaba con Jesús. Pero un día, fue asaltada en su vehículo. Pudo haber una Biblia en el asiento del pasajero, pero eso fue irrelevante. El asaltante le pegó un tiro en la cabeza y tiró el cuerpo en algún lado.
Cuando nos preguntamos «¿Por qué Dios permite que esto pase?» la esencia de la pregunta es muy simple. Si Dios nos está viendo desde donde esté y contesta nuestras oraciones, ¿cómo puede dejar que cosas terribles le ocurra a sus seguidores? ¿Cómo puede ignorar sus oraciones? Si alguien vive una vida buena y con fe, y cumple la palabra de Dios, entonces ¿por qué le ocurren cosas malas? ¿Por que Dios, el todo-poder, todo-amor, todo-saber creador del universo, no protege a la persona que tanto le aman y ama?
La razón principal de esta pregunta es porque en sí asume dos cosas:
1. Que Dios existe
2. Que Dios mantiene un record de lo que ocurre
En otras palabras, la pregunta asume que Dios está en algún lado observándonos, contestando oraciones y manteniendo un récord de lo que hacemos bien y mal cada segundo. Asumimos que Dios lleva un control de «cosas buenas» y «cosas malas» para cada una de las personas. Según el modelo estándar de Dios, la razón por la cual hace esto es para poder decidir qué oraciones responder y quién estará con él en el cielo cuando muera.
Pero, ¿qué ocurre si tomamos la pregunta desde otro ángulo? ¿Qué si la hacemos tomando en cuenta que Dios es imaginario?
Si lo hacemos así, la paradoja desaparece completamante. No hay nadie ahí respondiendo oraciones y manteniendo un récord, entonces sabríamos que las cosas malas pueden ocurrirle a las personas buenas todo el tiempo.
Cuando se abarca de este modo, todo tiene sentido. Si eres bueno o malo es irrelevante. El el mundo real en que vivimos, cosas como el cáncer, huracanes, terremotos, asesinos en serie, accidentes de tránsito, bombas, y otras cosas, no tienen forma de saber si eres bueno o malo… y tampoco les importaría.
LAS COSAS MALAS OCURREN A CUALQUIERA
Para tener una mejor imagen de todo esto, tomemos un ejemplo simple. En el mundo real, ¿qué probabilidades tienes de obtener cáncer si eres una buena persona? Bueno, exactamente las mismas que tendrías si eres una mala persona. Los creyentes tienen tantas probabilidades de obtener cáncer como los no creyentes.
¿Por qué? Bueno, cada célula humana tiene cierta probabilidad de tornarse cancerígena, y esa probabilidad es la misma independientemente de tu credo religioso. Y aunque hay muchas formas de cáncer, tomemos uno: cáncer por rayos de sol.
Cada hora de cada día tu cuerpo es bombardeado por millones de partículas de energía en forma de luz solar, cada una tiene una posibilidad de alterar el ADN de tus células. Si esta es alterada en cierta forma, la célula muta en cáncer y empieza un tumor.
Los rayos solares no tienen forma alguna de saber si amas a Dios o no, y tampoco les importaría. Una persona buena a la intemperie es golpeada por la misma cantidad de energía solar que una mala en el mismo lugar. Una persona buena que fume es atacada por la misma cantidad de nicotina que una persona mala que fume.
Claro que estamos hablando de probabilidades normales, sin tomar en cuenta que una persona puede tener mayor tendendia a obtener cáncer que otra (y esto tampoco depende de tu credo), y algunas tienen mayor cuidado sobre su cuerpo, lo que ayuda a alejar el cáncer de ellos (y tampoco depende el credo).
Si Dios es imaginario, para los rayos solares es irrelevante si eres bueno o malo; también lo es para un huracán que ataca una aldea, para un ciervo que cruza la carretera y hace que te estrelles, para la grasa que ataca tus arterias, para los volcanes que eruptan…
Nos damos cuenta que un huracán puede matar a buenos o malos por igual, y que tampoco se desvían sin explicación alguna de las personas buenas y mata solo a las malas.
Si asumimos que Dios existe y que cumple su modelo estándar, entonces la pregunta es un misterio. Pero si no se asume, entonces no hay misterio alguno.
Para estas cosas también existen muchos post hoc, fáciles de identificar.
CONCLUSIÓN
Dios no está en ningún lugar tomando en cuenta las cosas que hacemos buenas o malas, y las cosas malas le ocurren a cualquiera porque son parte del mundo natural en el que vivimos, independientemente del credo. Los huracanes, volcanes, incendios, tornados, tsunamis, accidentes de vehículos/aéreos, enfermedades, asesinos, guerra… a ninguno le importa tu credo, tus actos hacia Dios, todos son acontecimientos de igual oportunidad para ambas contrapartes.
En este punto también puese sirgir una frase muy famosa, que implica el plan de Dios. Pero eso ya lo veremos en otra ocasión.